La lucha contra el cáncer es uno de los retos más grandes y difíciles que una persona podría experimentar, tanto en el plano físico como en el mental. Es por eso que, con frecuencia, vemos cómo pacientes de cáncer caen en las peligrosas y oscuras garras de la depresión, una condición que puede ser igual de preocupante y peligrosa.
En el presente artículo, trataremos de abordar apropiadamente la relación que la medicina ha dado entre ambas condiciones, entendiendo el problema desde su raíz. Con la intención de aportar algo, también resumiremos varios de los recursos y tratamientos que hoy están disponibles.
La Relación Entre Ambas Condiciones
Después de muchos años de estudio, la medicina no la logrado demostrar un vínculo directo entre la depresión y el cáncer, es decir, que una condición influya decisivamente en el desarrollo de la otra.
Sin embargo, hay otras cosas a las cuales prestar atención. Cuando un paciente descubre que tiene cáncer, el impacto psicológico suele ser muy significativo, haciendo sufrir a la persona altos niveles de estrés, frustración e ira. Estas emociones negativas pueden, efectivamente, dar pie a una etapa depresiva.
Asimismo, el sufrir de depresión podría empeorar la condición del cáncer. Altos niveles de cortisol, presentes en la sintomatología del cuadro depresivo, pueden influir en las células malignas dentro del organismo, así como en la efectividad de los tratamientos y en otros muchos aspectos más generales de la salud.
Los Recursos Disponibles
En vista de que la depresión se ha vuelto más y más común entre pacientes de cáncer, la búsqueda de recursos útiles y eficientes se ha potenciado de forma importante. Una vez diagnosticado el cuadro depresivo, lo más normal es tratarlo de forma energética, pues esto puede resultar sumamente relevante para la mejora del cáncer.
Ahora mismo, los pacientes de cáncer que se ven afectados por la depresión son tratados con terapia cognitiva-conductual y medicamentos anti-depresivos, como el inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) y el inhibidor de la recaptación de serotonina y norepinefrina (IRSN).
Cual sea el tratamiento elegido para la depresión, este proceso debe estar siempre bien monitoreado por un doctor. La principal razón para ello es que algunos medicamentos y la forma en la que puede evolucionar un cuadro depresivo, pueden a su vez afectar la condición del cáncer y el progreso del tratamiento.
Apoyo Social
Más allá del tratamiento clínico y los medicamentos que un paciente deprimido puede elegir, no hay que descartar el apoyo social. Este es un indicador que está directamente vinculado a importantes mejoras, tanto para el cáncer como para la depresión.
De hecho, los pacientes que poseen una vida social más activa y enriquecedora, con más familiares y amigos apoyándoles de una u otra forma, reportan importantes mejoras en cuanto al cuadro depresivo, igualmente intensificando los resultados de los tratamientos.
Es importante comunicar la angustia y estrés vivido a personas cercanas, pues solo así, estas tendrán plena consciencia de la situación y podrán colaborar de forma más activa, con todos los recursos que tengan a su disposición.
